Este artículo de Máriam Martínez Bascuñán elabora sobre la hipótesis de que cuando no se presta atención a las desigualdades sociales y económicas, se genera otro tipo de desigualdad: la polarización del espectro político e ideológico.
A pesar de que se requiere trabajo empírico para fundamentar ese planteamiento, la perspectiva que brota de él es suficiente para justificar un hecho que es conocido dentro del discurso sobre la buena gobernanza, a saber, la buena gobernanza exige abordar los extremos de riqueza tanto a modo de fin conectado con la dignidad humana como a modo de medio para fortalecer la cohesión social y prevenir la radicalización.
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