En el siguiente artículo, Cristina Monge expone la razón por la que en nuestra sociedad se huye de la ideología: existe «una realidad que ha calado con fuerza en el imaginario español y que puede ser demoledora: la equiparación de «ideología» con «extremismo»».
¿En qué momento empezamos a confundir «ideología» con «extremismo»?
Como bien explica la autora «Una ideología no es más que un sistema de pensamiento, un conjunto coherente de ideas que buscan entender y explicar el mundo. Este sistema subyace en prácticamente todos los aspectos de la dimensión humana y, por supuesto, en aquellos que tienen una vertiente colectiva.» El extremismo, sin embargo, ocurre cuando una ideología se aleja del consenso de la mayoría.
Todo individuo tiene una ideología y por lo tanto es imposible pretender que cualquier cosa que sea fruto del esfuerzo humano exista sin una ideología subyacente, ya sea esto unos presupuestos públicos, una organización civil, una serie de televisión o una empresa privada.
La neutralidad ideológica es una fantasía creada para satisfacer a una sociedad desencantada por la cultura de la contienda y la constante confrontación entre formas diferentes de pensar. Quizá la solución no radique en seguir imaginando que existen acuerdos, medios, empresas, u organizaciones libres de ideología, sino en esforzarnos por construir espacios inclusivos en los que todas las ideologías sean bienvenidas y donde se tomen las decisiones a través del respeto y la consulta.
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