El futuro de las ciudades para fomentar el desarrollo, la cohesión social y la sostenibilidad es una gran incógnita. Las últimas propuestas plantean que la mirada, lo métodos y estrategias de desarrollo deben focalizarse en las grandes urbes, que es donde la mayor parte de la población mundial vivirá en los últimos años.
Sin embargo, ¿cabría la posibilidad de pensar en una redistribución de la población, aunque sea en el medio y el largo plazo, para fomentar modelos de organización social más funcionales?
Operar en modo de aprendizaje o generar procesos colectivamente inteligentes es otro de los principios que parecen nutrir los enfoques más novedosos de la buena gobernanza. Esto tampoco es tan sencillo. Las ciudades necesitan tecnología pero la inteligencia es una característica humana. Se puede transferir a los sistemas humanos de gestión, pero difícilmente esto se hará si no se forjan procesos educativos para realzar la capacidad de las masas de cooperar por la mejora de las ciudades.
Este artículo del CIDOB del que se hace eco esglobal aborda alguna de estas incógnitas, en particular el municipalismo internacional y el derecho a la ciudad como paradigma urbano.