«El desarrollo de la tecnología y la interconexión económica han hecho que los destinos de las naciones sean interdependientes. La única esperanza de protección radica en una vía supranacional y en la creación de un gobierno mundial»
—Albert Einstein—
Representantes de diferentes sectores de la sociedad, periodistas, intelectuales, diputados, líderes religiosos y activistas emplazamos encarecidamente al Gobierno del Reino de España a que abandere un movimiento internacional para responder a la crisis del COVID-19 y a sus efectos y consecuencias en los siguientes términos:
1. Promover enmiendas a la Carta de la ONU –en línea con un reciente estudio de tres expertos mundiales en gobernanza global– para conferir poderes legislativos a la Asamblea General (AG) con efectos vinculantes sobre todos los Estados miembros en dos materias: la seguridad colectiva –incluyendo la protección contra amenazas a la salud pública y la ciberseguridad– y la gestión del medioambiente. Para ello, se requerirá reformar las actuales competencias de la AG mediante la creación de un Consejo Ejecutivo (presidido por el Secretario General) que sustituya al actual Consejo de Seguridad, con autoridad para dirigir el trabajo de la ONU en materia de seguridad humana y gestión del medioambiente. Esta medida se vería reforzada por la creación de una Asamblea Legislativa Mundial bicameral, cuya Segunda Cámara no representaría los intereses de los estados; su legitimidad y autoridad emanarían directamente de una nueva figura jurídica: la ciudadanía mundial, fundada en el principio multidisciplinar de que “la tierra es un solo país; y la humanidad, sus ciudadanos”. Ello requerirá un sistema electoral mundial, tal como proponen insignes figuras de nuestro país como Ramón Tamames.
2. Priorizar la inversión –como sugiere la reciente carta del Club de Roma a los líderes mundiales– en la economía circular. El actual periodo de realización forzosa de la mayoría de los trabajos de forma telemática y digital ha abierto una oportunidad histórica para trascender el modelo económico vigente que está colapsando el medioambiente, genera desigualdades, es altamente dependiente, provoca fracturas sociales y constituye, por todo ello, un caldo de cultivo idóneo para la emergencia de otras pandemias. Con la disrupción digital muchos modelos se están resquebrajando. La circularidad es una de esas singularidades que va a superar las disyuntivas y contraposiciones generadas por la era industrial: derecha o izquierda, intelectual o emocional, personal o profesional, local o global, razón o fe son algunos ejemplos de estas falsas dicotomías. Pues circularidad significa superar un dilema uniendo sus dos polaridades en recíproca retroalimentación.
3. Incluir en el currículo educativo el desarrollo sistemático de una competencia que la neurociencia ha demostrado connatural a todos los humanos: la capacidad de percibir la vulnerabilidad y el dolor ajenos como si fueran propios. Para ello, hay que conferir a las mujeres un rol preeminente en la dirección de los procesos de enseñanza y aprendizaje, ya que éstas han demostrado tener, en todos los contextos de crisis, una mayor capacidad de liderazgo no instrumental. El alto nivel que se requiere en la acción política y ciudadana para responder a problemas desbordantes como la actual pandemia no se alcanza cuando las pulsiones del egoísmo, la ambición y los intereses particulares no se han neutralizado previamente con una educación fuerte en la habilidad de sentir como propio el sufrimiento ajeno.
4. Dar pasos significativos para estructurar la vida social alrededor del aprendizaje deliberativo y de sistemas de inteligencia colegiada. La epistemología necesaria para crear un nuevo modelo de organización social próspero al tiempo que justo todavía no se ha generado. Será el resultado de la coordinación de millones de experiencias de base. El conocimiento es patrimonio inmaterial de todos los humanos y, como tal, debe ser resultado del consorcio de todos. Esta labor desafiante requiere la creación de estructuras de aprendizaje participativo, desde los niveles locales hasta los internacionales.
Lo que nos mueve a tomar esta iniciativa es la convicción de que este momento constituye una oportunidad única para proponer cambios valientes que desde hace décadas se veían necesarios pero que han devenido perentorios en cuestión de semanas. Pues esta crisis presenta dos rasgos inéditos en la historia: 1) está provocada por un enemigo común de toda la humanidad por igual, siendo él mismo un agente no humano; 2) la solución de la crisis (el aislamiento social) es ella misma generadora de la próxima crisis (una profunda recesión económica internacional). Por ello, nos ofrecemos para trabajar mano a mano con el Gobierno en llevar adelante las antedichas propuestas.
Algunos de los representantes de diferentes sectores de la sociedad que se han adherido al manifiesto de Gobernanza:
• Augusto López Claros, exdirector del programa de indicadores del Banco Mundial, Senior Fellow Georgetown University
• Victoria Camps, Consejera Permanente del Consejo de Estado
• Daniel Innerarity, director de Globernance y catedrático de filosofía política
• Guadalupe Ruiz Giménez, exeurodiputada
• Esteban Ibarra, Presidente de la Asociación Movimiento contra la Intolerancia
• Juan Simoes Iglesias, presidente de YMCE Europa
• Comunidad Bahá’í de España
• Carme Arrufat, escritora, filósofa y experta en «storytelling»
• Juan José Tamayo, teólogo y director de la cátedra Ignacio Ellacuría de la Universidad Carlos III
• Margarita Pintos, escritora y presidenta de ADIM
• Tareixa Enriquez, periodista, exdirector de comunicación del Grupo Santiveri
• Arash Arjomandi, filósofo y profesor de la UAM
• Sergio García, investigador de I-Communitas / Institute for Advanced Social Research (Universidad Pública de Navarra)